martes, 22 de enero de 2013



 ¿Es mi hij@ inteligente?: las inteligencias múltiples 


¿Es mi hij@ inteligente?: las inteligencias múltiples
Durante años el tipo de inteligencia que se consideraba era la relacionada con la capacidad de resolver problemas lógico-matemáticos. Así la inteligencia se evaluaba mediante test cuyas cuestiones iban destinadas mayoritariamente a este tipo de evaluaciones. 
En 1983 Gardner, psicólogo americano, presenta su teoría de las inteligencias múltiples.
Todos conocemos a alguien que consideramos "inteligente" pero que luego no es capaz de tararear una canción, dibujar un simple perro o cambiar una bombilla.
No hay que descuidar las "otras inteligencias", pues todos los niños deben descubrir algo acerca de sus propios intereses e iniciativas, puesto que tienen una gran  importancia en la vida de cada niño y en su desarrollo.
Las ocho inteligencias de Howard Gardner
Inteligencia lingüística: la capacidad para usar palabras de manera efectiva, sea en forma oral o de manera escrita. Esta inteligencia incluye la habilidad para manipular la sintaxis o significados del lenguaje o usos prácticos del lenguaje. Algunos usos incluyen la retórica (usar el lenguaje para convencer a otros de tomar un determinado curso de acción), la mnemónica (usar el lenguaje para recordar información), la explicación (usar el lenguaje para informar) y el metalenguaje (usar el lenguaje para hablar del lenguaje).
La inteligencia lógico-matemática: la capacidad para usar los números de manera efectiva y razonar adecuadamente. Esta inteligencia incluye la sensibilidad a los esquemas y relaciones lógicas, las afirmaciones y las proposiciones, las funciones y las abstracciones. Los tipos de procesos que se usan al servicio de esta inteligencia incluyen: la categorización, la clasificación, la inferencia, la generalización, el cálculo y la demostración de la hipótesis.
La inteligencia corporal-kinética: la capacidad para usar todo el cuerpo para expresar ideas y sentimientos (un actor, un mimo, un atleta, un bailarín) y la facilidad en el uso de las propias manos para producir o transformar cosas (un artesano, escultor, mecánico, cirujano). Esta inteligencia incluye habilidades físicas como la coordinación, el equilibrio, la destreza, la fuerza, la flexibilidad y la velocidad así como las capacidades auto perceptivas, las táctiles y la percepción de medidas y volúmenes.
La inteligencia espacial: la habilidad para percibir de manera exacta el mundo visual- espacial (un explorador, guía) y de ejecutar transformaciones sobre esas percepciones (un decorador de interiores, arquitecto, artista, inventor). Esta inteligencia incluye la sensibilidad al color, la línea, la forma, el espacio y las relaciones que existen entre estos elementos. Incluye la capacidad de visualizar, de representar de manera gráfica ideas visuales o espaciales.
La inteligencia musical: la capacidad de percibir (un aficionado a la música), discriminar (como un crítico musical), transformar (un compositor) y expresar (una persona que toca un instrumento) las formas musicales. Esta inteligencia incluye la sensibilidad al ritmo, el tono, la melodía, el timbre o el color tonal de una pieza musical.
La inteligencia interpersonal: la capacidad de percibir y establecer distinciones en los estados de ánimo, las intenciones, las motivaciones, y los sentimientos de otras personas. Esto puede incluir la sensibilidad a las expresiones faciales, la voz y los gestos, la capacidad para discriminar entre diferentes clases de señales interpersonales y la habilidad para responder de manera efectiva a estas señales en la práctica (influenciar a un grupo de personas a seguir una cierta línea de acción).
La inteligencia intrapersonalel conocimiento de sí mismo y la habilidad para adaptar las propias maneras de actuar a partir de ese conocimiento. Esta inteligencia incluye tener una imagen precisa de uno mismo (los propios poderes y limitaciones), tener conciencia de los estados de ánimo interiores, las intenciones, las motivaciones, los temperamentos y los deseos, y la capacidad para la autodisciplina, la auto comprensión y la autoestima.



¿Hay alguna otra Inteligencia?

sábado, 12 de enero de 2013






La crisis: ¿Cómo afecta psicológicamente?
La sociedad española lleva varios años inmersa en plena crisis económica, y resulta muy necesario que nos paremos a analizar cuáles pueden ser las consecuencias para las familias que están siendo golpeadas por una crisis sin precedentes.
Sentimientos angustiosos que embargan a cientos de personas a diario, como una plaga. Es la factura psicológica de los desahucios.  Depresión, ansiedad y otras patologías en las que maduran el resentimiento hacia la sociedad son las consecuencias directas.

La vivienda cumple una función psicológica que tiene que ver con la identidad del individuo. Una referencia enorme, donde se tiene una red social. Cuando no se tiene a dónde ir, cuando se pierde la casa, es un momento clave en la vida de la persona.

Niños
La clave para mitigar los efectos sobre los niños es la comunicación franca y abierta del problema. Igual que al adulto, al niño hay que prepararle, en términos adecuados para su edad, con ejemplos que pueda entender, con cercanía. Pierde su casa, su colegio, va a un sitio previsiblemente peor, o con los abuelos o a una habitación de alquiler compartida. Prepararlos para esto ayuda a mitigar el efecto. Entre los posibles efectos, hay un fracaso escolar directo.

Adultos
El colectivo más afectado es precisamente el que debería vivir ya en la estabilidad económica, entre los 40 y los 50 años. Educados en el concepto de vivienda como baluarte, lugar seguro e inviolable, el desahucio atenta contra un pilar básico. El proceso es además lento y desgarrador en progresión. Haber recibido la primera notificación del juzgado, saber que no se está al corriente de pago, ir al banco y salir sin más alternativas que perder la casa… Todo este proceso va mermando cada vez más la confianza en uno mismo y en sus capacidades para evitar el desalojo. La tensión y el miedo aumentan. Discusiones paternofiliales, rupturas de la pareja, padres avalistas que son arrastrados por el deudor… Los costes emocionales son muy elevados.

Esta primera etapa es la de la negación.
La persona o las familias intentan mantener la apariencia, negar la realidad, imaginarse que va a llegar una solución de algún sitio no se sabe en qué momento. Con la pérdida del refugio, la mente inicia un recorrido para protegerse.  En esta primera etapa de impacto se produce la negación.
Sus características son: incredulidad, confusión, inquietud, oleadas de angustia aguda, agitación, llanto, sensación de ahogo, respiración suspirante, vació en el estómago, preocupación, pensamientos obsesivos y algunos síntomas físicos: debilidad muscular, temblor incontrolable, perplejidad, mareos y palpitaciones.
 Y en la mayoría de los casos esto se prolonga hasta que el desahucio ya es inevitable.

En la segunda etapa, conciencia de la perdida
A medida que los síntomas y reacciones iniciales gradualmente pierden su intensidad y la persona acepta intelectualmente la nueva situación, comienza la segunda etapa. Sentirse desubicado, estrés prolongado, agresividad, impotencia, frustración, hipersensibilidad, trastornos del sueño, miedo.
En esta etapa llena de conflictos surge la culpa real o imaginaria, aparece con sentimientos y pensamientos de “si hubiera
La culpa puede tomar varias formas: auto acusaciones, culpa fantasiosa…
Recapacitar de lo ilógico que es sentir culpa por algo que no hemos podido cambiar y que hicimos todo lo que pudimos pero no estuvo en nuestras manos hacerlo, disminuirá la culpa y allanara el camino para la resolución de un duelo sano.

En la tercera etapa el retraimiento
Aislamiento, impaciencia, fatiga y debilidad, repaso obsesivo, apoyo social disminuido, necesidad de sueño, desesperación, desamparo, impotencia.

Cuarta etapa,  cicatrización
El doliente va dejando poco a poco su mundo emotivo y vuelve a tener una perspectiva, realiza un balance entre lo que ha perdido, lo que le queda y lo que ha aprendido.
Características:
Reconstruir la forma de ser, retomar el control de la propia vida, disminución gradual del estrés, aumento de energía física y emocional.

Quinta etapa, recuperación y sanación
En esta etapa retomamos el control sobre la vida. Es tiempo de dejar el pasado e iniciar nuevos proyectos de futuro.
Se nos brinda la ocasión de ir al interior de uno mismo y descubrir los recursos profundos, pues el sufrimiento vivido conscientemente es con frecuencia un estímulo para evolucionar y abrirse a los demás. Por eso es importante vivir a fondo las cuatro primeras etapas, antes de pasar a la quinta.